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diumenge, 4 de novembre del 2007

Una noche de fiebre y revolución en Ecuador


Uno de mis viajes al Sur fue en el Ecuador, en tierras andinas, cerca de volcanes que aun hoy rugen la furia de la tierra.
Una noche en la comunidad de Cebadas agarre un poco de fiebre. Sabiendo lo que quiere decir enfermar hay.
Regresábamos a la comunidad de Cebadas, esa noche no cene, decidí ir a la cama, pero no antes sin escribir mi diario.
No se si la melancolía o la fiebre, me puse a escribir, como si sintiera que vivimos en un mundo loco, como si viera que la revolución de los pobres cada día es más necesaria. Quería invocar al Che, para que ese guerrillero loco y aventurero, surgiera de nuevo para luchar contra los que destruyen la cultura indígena, para arrancar a los terratenientes, a la banca atroz, a los que explotan el pueblo andino. Nunca he creído en la revolución de las armas, jamás podré creer que en la violencia encontraremos justicia, pero me pregunto si podemos continuar soportando más como se destruye un pueblo y una cultura. La maldad de unos pocos que tienen el poder, la indiferencia de los ciudadanos del norte, propician el sufrimiento de un pueblo, que no merece sufrir.

Pues pongo un fragmento de mi diario:

Eres del sur y yo del norte. Dicen que en el norte somos ricos y que ustedes que viven en el sur son pobres. Eso es lo que se dice.
Muchos compratiotas vuestros, han ido a Estados Unidos o España en busca de una vida mejor. Pero solo para descubrir, lo desolador, pobre que es nuestra sociedad.
En el norte, llamamos a los ecuatorianos inmigrantes, no importa si llevan una semana o años, siempre les llamamos inmigrantes. Con despreció y superioridad. Poco importa lo trabajadores que seáis, lo amables y educados, porque diremos que soy una plaga, que los latin king son por vuestra culpa, que ustedes nos roban, que ustedes son una lacra.
Soy del norte, y hoy entre vuestro pueblo, veo una gran cultura, de echo vuestro país es un país de culturas. Aquí en los andes descubro la riqueza i sabiduría de los quitxua, vuestra lengua, vuestra melodía, vuestra medicina…
¿Quien dijo que en el Sur había pobreza? Vuestra solidaridad y hospitalidad, no tiene nada que ver con la caridad del norte. Lo vuestro es autentico, es calidez humana.
Nadie me reprocho, de cómo tratamos a sus hermanos que viven en España. Nadie me critico por que mi país se aproveche de explotar sus campos, su petróleo, su comercio, su café. Nadie me recrimino que seamos responsables de exterminar su cultura i sabiduría.
Simplemente me tratasteis como un hermano vuestro. Me disteis alojamiento, me disteis atención, me disteis comida, os preocupasteis de que mis días fueran felices, me mostrasteis vuestra realidad, sin ocultar-me lo difícil que es vivir aquí, lo terrible que es el rugir de la tierra de los volcanes i sus cenizas nocivas, me enseñasteis a convivir como uno más entre ustedes.
Me dirijo a los niños y niñas, nunca, jamás olvidéis que los derechos son vuestros, nunca dejar que os pisoteen, que ningún político venga a devolver o dar vuestros derechos, la dignidad es vuestra, nadie os la puede arrebatar, nadie os puede quitar lo que es vuestro, por tanto nadie os tiene que dar nada, porque la dignidad es propiedad vuestra. Y quien os roba eso, merece sufrir la más terrible revolución del pueblo.
Nunca perdáis vuestras raíces, no miréis tanto al norte. Luchar y trabajar para que vuestro pueblo continué avanzando. No os resignéis, sin renunciar a la dignidad, caminar para ser mujeres y hombres que pongan rumbo a la injusticia social.
Mantener ese tesoro, rico y repleto de valores, de coraje y esfuerzo. No perdáis la sonrisa. Y en la humildad alzar vuestro puño en armonía con la madre tierra, la que vuestro pueblo respeta. Por vuestra felicidad, alcemos los pueblos latinoamericanos, para erradicar la maldad.

1 comentari:

... ha dit...

Es curioso pero la solidaridad y hospitalidad autentica de la que hablas (esta ligada a una ausencia total de desconfianza al desconocido recien llegado)
solo la he visto en gente que vive en absoluta pobreza (utilizando parámetros capitalistas, claro). Y pocas veces la ví en gente acomodada, ausencia ligada a diferentes grados de desconfianza hacia el desconocido.

Quien es el pobre realmente, tu lo has visto de cerca, las miradas limpias de esa gente "pobre" pocas veces las he visto entre la gente que nos rodea y que nada tienen de "pobres".
Que el deborador "sistema" no les borre nunca esas miradas...